Después de la muerte de Cristo, los discípulos Simón y Tadeo evangelizaron en Mesopotamia y en Persia incluyendo la zona de la hoy Armenia. Judas, en Hebreo (Yehuda), significa «alabanzas sean dadas a Dios» y Tadeo que proviene del Arameo, la lengua hablada por Cristo significa «el valiente». Según la tradición, san Judas fue martirizado en Suamir, Persia, aproximadamente en el año 62 d.C.
El medallón de Cristo que lleva en el pecho san Judas Tadeo, recuerda que el apóstol portó el mandylion (la más antigua representación del rostro de Cristo) al rey Alabargo V de Edesa para sanarle.
Tras su martirio, el rey Acab de Babilonia recogió los cuerpos de san Judas Tadeo y Simón el cananeo y los llevó desde Suamir en Persia, lugar del martirio, hasta Babilonia. Sabemos que Judas fue muy activo en su actividad apostólica. Algunos detalles han sobrevivido a los siglos. Gran parte de lo que podemos reconstruir procede de fragmentos de textos antiguos de distintas regiones y épocas históricas.
Múltiples fuentes antiguas afirman que Edesa (actual Urfa, Turquía), una antigua ciudad armenia de la Alta Mesopotamia situada en la provincia romana de Osroene, fue el primer lugar donde Judas evangelizó. Escritos posteriores corroboran estas afirmaciones. Por ejemplo, un himnario armenio del siglo XIII identifica a los apóstoles Judas Tadeo y Bartolomé como “nuestros primeros iluminadores”.
Tras completar su ministerio en Edesa, Judas se trasladó a las regiones vecinas de Fenicia, Arabia, Siria y Mesopotamia. En el siglo I sufrió el martirio junto con su compañero de misión, el apóstol San Simón el Menor, en Beirut o Persia (actual Irán). Judas murió apaleado y decapitado con un hacha. Simón fue cortado por la mitad con una sierra.